domingo, 22 de febrero de 2009

Si la respiración asistida funciona...

You got the money, I got the soul, anuncia la voz de Bobby Gillespie en "Kill All Hippies". Ciertamente, dinero y alma rara vez aciertan a coincidir en una misma entidad, y llega un momento en el que ambos valores parecen irreconciliables. ¿Qué es el cine? Pregunta incontestable (al menos yo estoy a kilómetros de atreverme a contestarla).

Peter Greenaway (del que sólo he tenido ocasión de ver The Draughtman's Contract) no lo sabe, aunque no vacila a la hora de declarar su muerte, proporcionando fecha de defunción y todo. Lo que él propone frente a la "pasividad del medio" se aleja estrepitosamente del camino que realmente debe seguir el cine. Bill Viola no es cine, y punto pelota. Este tipo de propuestas artísticas son absolutamente válidas y admirables pero constituyen otra cosa totalmente distinta. El cine debe continuar evolucionando y no mutar en otra cosa como sugiere el galés. El reto es innovar y seguir hacia delante sin perder la esencia, y aquí es donde aparecen los problemas.

Hay crisis por ambas partes. Crisis en el cine como arte y crisis en el cine como entretenimiento. Continuamente se ruedan películas con pretensiones puramente comerciales que ni a tales efectos funcionan. ¿Por qué gastarse cientos de millones de dólares en subproductos que anteponen las innovaciones tecnológicas a todo lo demás? La fórmula se compone de luces, colores, velocidad (aburridísimos ritmos rápidos) y una calificación para mayores de 13 años. Si hasta el cine como entretemimiento se ha estancado, ¿qué podemos esperar? El espectador se deja tratar de tonto y nadie levanta un dedo. Por eso al final más de un subproducto de esta categoría se la acaba pegando en taquilla y por fin es una película como The Dark Night la que arrasa (una película efectista y excesiva pero que, al fin y al cabo, supone un entretenimiento inteligente), porque buenas películas sin propósitos artísticos las ha habido siempre. ¿Por qué seguir dándole dinero al pesado de Michael Bay que cree que el género de acción se fundamenta en un cámara con parkinson y una pareja protagonista teen cuyo carisma tiende al cero absoluto pudiéndoselo dar a Zack Snyder? Qué más da cómo lo filmes si tienes a robots gigantes dándose de hostias, ¿verdad? Se necesitan más películas como 28 weeks later o Planet Terror para satisfacer al público que sólo busca comerse unas palomitas (siento haber escogido dos ejemplos tan grotescos).

Por otro lado, en unas horas se resuelven los Oscar, que este año no me despiertan ningún interés. El año pasado estaba dando saltos de alegría porque las dos grandes competidoras (No Country for Old Men y There Will Be Blood) conseguían ser cine y a la vez iban hacia delante, y llevaban el sello de directores renovadores y con visión propia. Este año los Oscar están más infectados de Hollywood que nunca. The Curious Case of Benjamin Button es el paradigma de película oscarizable y, a la vez, lo que debería ser el cine comercial, el cine para la masa (al igual que Slumdog Millionaire, o cómo hacer una "buena" película con personajes sin carisma). Pero no aporta nada. Mis dos favoritas de las que he podido ver ni siquiera están nominadas a mejor película.

The Wrestler y Revolutionary Road. Demoledoras, frías y, a la vez, accesibles. Aronofsky y Mendes logran desprenderse de sus excesos habituales (de los cuales confieso que disfruto, al menos en el caso del primero) y nos brindan dos películas cimentadas por sus actores y personajes, con la sorpendente habilidad de superar los tópicos que en principio las construyen. Pero no hay nominación. Nominación para el dichoso Ron Howard, nominaciones para mis a ratos admirados y a ratos no tanto Fincher y Boyle. Fight Club y The Game, Trainspotting y A life less ordinary.

En fin, que esta entrada a modo de disertación sin demasiado sentido global sirva para inaugurar este blog. Intentaré que no muera como parece que sí lo está haciendo el cine, y que las ganas de decir cosas nuevas o, al menos, decirlas mejor, no se vean dilapidadas por el matiz de la obligación.

1 comentario:

  1. Me declaro fan de tu movimiento "maestro" de "El cine debe continuar evolucionando", pero eres muy friki.

    Y estoy de acuerdo en casi todo, salvo en tu ataque sin piedad a Benjamin Button y Slumdog Millionaire.El buen rollo está más caro aún que la maestría en el celuloide.Al menos yo lo pago más gustoso.

    Es exagerado, pero este eslogan lo ejemplifica ;)

    http://www.impawards.com/2008/posters/slumdog_millionaire_ver2.jpg

    "Seguiré" atento tus evoluciones jorl

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