miércoles, 11 de marzo de 2009

Robando Orquídeas

Hace ya unos cuatro años hice una inversión aparentemente arriesgada. Había oído tantas y tantas cosas buenas que debía hacerme con él. Pese a mi reducida independencia económica por fin podía permitírmelo, así que fui a aquella tienda de cómics que me intimidaba tanto por esa época, y gasté nada menos que 30€ en la presunta mejor "novela gráfica" (eufemismo de cómic que me jactaba de usar entonces y que ahora casi repudio) de todos los tiempos, como decían por ahí. Watchmen me impactó, y me sentí orgulloso de haberme gastado ese dineral a ojos cerrados.

Hace cuatro días pagué 4,60€ por ver la película, para llevarme la decepción esperada. Después, leo opiniones, intercambio opiniones con otros fans del cómic (que le das una patada a una piedra y salen ochenta)… y me pregunto si no se han enterado de nada o soy yo el que se empeña en nadar a contracorriente. Si de verdad tengo algo de criterio como creo tener y son ellos los que babean a la mínima sin cuestionarse ciertas cosas, o el problema lo tengo yo.



Pasó con Sin City, pasó con V for Vendetta, con 300, probablemente con algunas más (ni me pienso acercar a The Spirit), y seguirá pasando. La fórmula es de sobra conocida: Tenemos, por un lado, el cómic de culto X, por otro, el frikidirector Y que a los 13 años se hacía pajillas entre viñeta y viñeta pensando en lo guay que sería que adaptaran dicho cómic pero ahora ya es mayor y es director y tiene poder para hacer sus sueños realidad; por último, la legión de fans que piden a gritos fidelidad, fidelidad, fidelidad. Pero el frikidirector cree que ser fiel es copiar y calcar los elementos más obvios olvidándose de que está manejando un lenguaje totalmente distinto, con sus propios códigos, ritmos y recursos. Mientras, todo el espíritu del cómic se diluye entre el artificio y la banalidad. Si Zack Snyder no se esforzara tanto en ser el más cool entre los cools y aprendiera que existe vida más allá de la cámara lenta, quizá no ahogaría tanto al
espectador entre sus excesos.

Si lees Trainspotting y ves la peli, ves dos obras completamente distintas pero que comparten un vínculo más profundo y de algún modo se complementan. Como pasa con Fight Club, o como Kubrick supo hacer con A Clockwork Orange o The Shining (también te puedes saltar todos los ejes y hacer algo como Adaptation). Lo que le falta a estas adaptaciones “pixel perfect” es, sobretodo, identidad propia. El primer paso para hacer una buena adaptación es dejar de pensar que se le debe nada a la obra primigenia, y aunque sea más complicado tomar ese tipo de decisiones cuando el formato está más cercano al cine y las abstracciones parecen limitadas, hay que aprender que lo que funciona en un medio, en otro falla, resultando esperpéntico y artificial.

Alan Moore lo sabe


6 comentarios:

  1. Desde Watchmen odio la cámara lenta y la voz en off, bueno la voz en off la odio desde The Spirit para que engañarnos, pero esque ahora cada vez que oigo Hallelujah me suena a canción de película porno... u.u

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  2. Zach Snyder sabe lo que es copiar y calcar, pero no entiende el concepto de "vida" ni nada que se le parezca. Ahí radica su problema.

    Watchmen me pareció un ejercicio de pretenciosidad bestial y el pobre Alan Moore debe de estar a punto de convertirse en asesino en serie a estas alturas.

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  3. Alan Moore ya pasa de todo, ni sale en los créditos, ni cobra, ni ve las películas ni nada xd

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  4. Yo querría ser como él, pero lo de no cobrar no entraría dentro del trato; ya que destrozan lo suyo, por lo menos que le paguen, que para eso lo creó él aunque no se parezca nada o.O

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  5. La verdad es que él aceptaba beneficios económicos hasta que pusieron una demanda a la película (La Liga de los Hombres Extraoridnarios) que le afectó, ahí ya mandó todo a tomar por culo xd

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  6. Alan Moore tiene principios, por eso no obtiene beneficios económicos de las películas que "destrozan" sus obras.

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